lunes, 11 de abril de 2011

Seriedad y responsabilidad en el debate carcelario

Mar. 07, 2011
Diversos reportes de prensa y declaraciones han entregado información de lo que sería un paquete legislativo a proponer por el gobierno en estos días. Los detalles no se conocen, salvo por la prensa, lo que no es una buena práctica gubernamental. El desconocimiento y los trascendidos muchas veces incluyen ruido innecesario al debate de políticas públicas. Pero este impasse de comunicación puede ser resuelto con rapidez y en el marco de los temas de debate se convierte en un detalle.

Lo verdaderamente importante es que la cárcel se convirtió en actor central de una conversación donde siempre estuvo en calidad de invisible. Diversos elementos, coyunturas y sin duda la tragedia de San Miguel pusieron la preocupación sobre la crisis terminal del sistema carcelario en la agenda política. Hay que reconocer el compromiso del Ministro de Justicia en un tema que es poco auspicioso, generador de controversias y sobretodo de difícil aceptación pública. Es cierto que teniendo en el gobierno a los líderes de la campaña de la mano dura es posible proponer una agenda que incluye indultos, lo que en otra circunstancia era casi imposible. La misma agenda propuesta hace unos años atrás hubiera generado una batalla mediática sin precedentes, lo que nos  recuerda que la banalización de los problemas por el debate electoral es un juego sin ganadores.

El sistema penitenciario está en crisis. Hoy no es el momento de buscar culpables. En las últimas décadas pensamos, como sociedad, que al encarcelar solucionábamos un problema y sólo en los últimos años reconocimos que más bien postergábamos una crisis de mayores proporciones. Las señales entregadas por el gobierno van por el camino correcto, evidencian la necesidad de limitar el flujo de personas que entran en el sistema. Hoy en día contamos con una de las tasas más altas de encarcelamiento en América Latina lo que no puede ser indicador de orgullo nacional.

Las medidas se hacen cargo también de la descongestión del sistema, buscando mecanismos para permitir la salida de aquellos que se considera han pagado parte importante del castigo. Se requieren más detalles sobre las propuestas pero es un avance significativo en la verdadera lucha contra la delincuencia. Las mismas abren un espacio claro de debate y compromiso político sobre los siguientes elementos:

1. Consolidar un sistema alternativo a las penas. Evidentemente los delitos menores deben ser castigados pero está comprobado que la cárcel es el menos efectivo de los castigos. La consolidación de esta nueva institucionalidad permitirá cortar carreras criminales incipientes, fortalecer los lazos sociales, involucrar a los gobiernos locales y al sector privado y principalmente enfrentar problemas sociales subyacentes.
2. Aumentar la efectividad del sistema penitenciario. Los recintos carcelarios tienen que tener mejores condiciones para albergar a los infractores para lo cual será necesario invertir en nuevos modelos infraestructurales, innovaciones en la forma de trabajo. Pero además mantener con mano firme la restructuración de Gendarmería de Chile logrando que más efectividad, transparencia y especialización en las tareas que se le encomienden.
3. Reconocer que la puerta giratoria no es el problema. La reincidencia es parte clara de las carreras criminales, la que aumenta cuando la cárcel se convierte en una universidad delictual. Así la tarea debe ser evitar que más personas entren al sistema, esto es más efectivo, más barato y socialmente mucho más rentable.

Estos tres elementos requieren no sólo de un liderazgo y voluntad política permanente, sino también de un acuerdo de inversión pública de largo plazo que entregue mejores niveles de seguridad y habitabilidad en el sistema. Todo en el marco de una política de Estado, donde las recriminaciones entre coaliciones queden en el anecdotario y nos concentremos en proponer, apoyar y avanzar con las tareas aún pendientes.

Queda esperar la propuesta del gobierno, el debate político y luego la premura en la ejecución de las medidas. Felizmente ambas coaliciones traían en sus planes de gobierno la reforma completa del sistema, iniciativas de descongestión penitenciaria e incluso la modernización de Gendarmería. Así entendido el debate debería ser mínimo y concentrarse en lo pertinente, no hay tiempo o espacio para recriminaciones, ganancias políticas o inculpaciones. Es hora de ponerle seriedad a un tema que por muchos años estuvo encerrado y utilizado como bandera ideológica.

No hay comentarios:

Publicar un comentario