domingo, 1 de agosto de 2010

Ladrones y celadores. Columna de Alvarez Rodrich. La República PERU


Sobre la preocupación creciente por la inseguridad


Cuando ya es imposible ocultar la impaciencia ciudadana por la inseguridad al igual que la carencia de planes efectivos en este terreno, se acaba de presentar el libro Violencia e inseguridad ciudadana en las Américas, editado por la peruana Lucía Dammert, que aporta ideas interesantes y apropiadas para encarar este fenómeno.

El problema fue reconocido por el presidente Alan García en su reciente mensaje al Congreso: “Un segundo tema negativo (después de la corrupción) que la población rechaza es la inseguridad ciudadana, que ha superado la estrategia y la acción de las instituciones”. Una semana antes, lo había adelantado en la entrevista de El Comercio al señalar que a la inseguridad ciudadana “hay que prestar mucha más atención para dejar un buen balance para facilitar las cosas del próximo gobierno”.

El problema es que, luego de hacer esa autocrítica, el presidente lanza, a manera de solución, unas iniciativas cuya excesiva generalidad permite concluir que, al igual que en los primeros cuatro años de su administración, nada muy relevante va a suceder en el campo de la seguridad ciudadana, por lo que el próximo gobierno recibirá una papa caliente.
“Más patrullaje, más información, más coordinación”, dijo el presidente García que “es lo que quiere y exige el pueblo peruano, y tiene que demostrarlo la Policía en estos doce meses”. Ojalá que lo haga. Para el proceso de replanteo de la estrategia de seguridad ciudadana, al gobierno –al igual que a los candidatos municipales, parlamentarios y presidenciales– le convendría revisar el libro de Dammert, quien es una de las profesionales más prestigiosas del tema en la región.
Yo lo hice la semana pasada pues ella me invitó a presentar su libro –junto con Carlos Basombrío, quien sí conoce el tema, a diferencia de mí, con profundidad–, y me pareció un documento valioso para entender, desde una perspectiva académica, las opciones en debate de un problema creciente que existe en toda la región y cuyo ámbito es mucho más complejo que el simple juego de ‘ladrones y celadores’  y comprende factores como  el crimen organizado y el narcotráfico, la pobreza, el crecimiento económico marcadamente desigual, el sistema de justicia o la recurrencia de la impunidad, entre otros factores.
Uno de los comentarios más inquietantes oídos en la presentación del libro de Dammert fue enterarse de los recursos casi inexistentes que el Perú –a diferencia de la mayoría de países de la región– le dedica al análisis y seguimiento de los asuntos de seguridad. Quizá sea bueno empezar por invertir más para conocer la magnitud y características del problema que tenemos por delante.

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